domingo, 28 de septiembre de 2008

Amazonas


Aquella tarde, cuando sólo estábamos tú y yo y comenzó a llover ¿lo recuerdas? Y entre aquella espesura de selva amazónica correteaban los animales, volaban aquellas extrañas aves, y la brisa susurraba entre dientes su lengua desconicida y siniestra. La noche empezaba a caer y el frío helaba nuestros cuerpos. Indecididos, sobresaltados, acordamos cobijarnos bajo aquel gran árbol, junto a aquel manantial, entre todo aquel mundo de fantasías y leyendas que tan diferente era del nuestro...

Bienaventurad@s

Muy buenas a todos (los pocos) que me leeis, sigue lloviendo y aún tengo ganas de escribir más. Creí que no volverían esos tiempos en los que uno no para de escribir, pero parece ser, que sólo necesitaba esperar atento, al momento en el que saltara la chispa, y no dejar las palabras en mi mente. Ahora salen, solas, decididas, dispuestas a hacer llorar, reir. Por fin, después de tanto tanto tiempo, vuelven mis letras, mis queridas letras. ¿Qué males habrán pasado a solas, qué de infortunios? Pero tranquilas, ya estáis aquí de nuevo, en vuestra casa, con vuestro padre, ya no tenéis que temer nada, ya os protejo yo.
Y así respirarán el cielo azul, y cogerán para sí caladas de la vida, y poco a poco, hasta que sus formas se disipen vivirán dignas, orgullosas de ser quienes son. Y aunque a veces me sienta inseguro con ellas, ya me asegurarán con el tiempo, pues tanto aprendo yo como ellas, tanto ellas como yo enseñamos lo que aprendemos.
Poco a poco, sin prisas....

Y tú, que me lees, Alba, seguramente, gracias por pasarte por aquí.
Y tú que me lees, porque has seguido mis pistas: Bienaventuradas las que se atreven, porque de ellas será el futuro. Bienaventurados los que se atreven, porque ellos, no temerán al pasado.
Quizás de un día a otro sea demasiado rápido, pero la verdad es que todo se ve distinto cuando llueve y mi mente se deja relajar. Hoy todo es posible, hoy todo está al alcance de un: si, puedo o: si, quiero. Todo, absolutamente todo, desde escalar lo más alto conocido, hasta atreverse a lo más extraño aún por conocer.

Quizás sea el saber que tardarás en encontrar este blog que quizás nunca te confiese.

viernes, 26 de septiembre de 2008

¿Cuándo?

¿Cuándo volverá a florecer mi sonrisa? ¿Cuándo mis ojos se acristalarán al ver los tuyos? ¿Cuándo mis corazón dejará de apagarse? Quizás esta noche... quizás mañana, quizás al otro, o quizás al alba. Quién me vio y quién me ve. Yo, que antes podría derrubar la mayor muralla, me veo indefenso ante una puerta cerrada. Qué débil es uno cuando el corazón lleva un ritmo alocado. ¡Qué desgaste, qué impotencia! Dime, amor, ¿cuándo dejarás que te vea como antaño te podía ver? Dime si acaso he de hacer algo, superar alguna prueba, por ti, lo que sea, aunque caiga ahora mismo al suelo deshidratado, aunque deje mi vida en ello. Amor, por ti... todo excepto tu.

Frases inconexas producto de mi mente desencajada: dadme tiempo, confío en que mi mente se asiente... poco ... a ... poco....